Durante décadas, las carreteras europeas han servido como rutas vitales para el comercio, pero también se han convertido en importantes fuentes de emisiones de carbono. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, los camiones pesados, parte integral del sistema logístico del continente, representan casi el 25% de las emisiones de carbono generadas por las carreteras, aunque representan sólo el 2% de todos los vehículos en circulación.
En una medida reciente, el Parlamento Europeo votó a favor de extender un incentivo clave que permite a los camiones y autobuses con cero emisiones evitar los peajes de las autopistas hasta junio de 2031. Esta exención de peaje, que podría ahorrar decenas de miles de euros al año para un solo vehículo, se introdujo por primera vez en 2022, pero ahora expirará en 2025. Esfuerzos para alinearse con los objetivos climáticos de la UE para 2030.
A primera vista, este enfoque parece ofrecer un beneficio significativo. Según un informe de 2024 del Consejo Internacional sobre Transporte Limpio (ICCT), se espera que los costos operativos de los camiones eléctricos sean entre un 30% y un 50% más altos que los de los camiones diésel. Sin embargo, con el ahorro de combustible, un mantenimiento menos frecuente y la reciente incorporación de exenciones de peajes, estos costos pueden volverse más competitivos. Para muchos operadores de flotas, los ahorros derivados de los peajes podrían inclinar la balanza a favor de cambiar a vehículos de cero emisiones en el mediano plazo.
Sin embargo, la eficacia de esta iniciativa depende no sólo de la legislación de Bruselas sino también de su adopción por parte de los estados miembros individuales de la UE. Actualmente, sólo Alemania y los Países Bajos ofrecen exenciones totales de peaje para los camiones eléctricos, mientras que otros diez países, entre ellos Suecia y Austria, ofrecen reducciones parciales. Mientras tanto, 15 países, incluidos actores importantes como Francia, Italia y España, aún no han implementado ninguna variación de la política.
Los camiones eléctricos representan solo el 3,5% de las matriculaciones de vehículos nuevos en Europa, porcentaje que la Comisión Europea pretende aumentar al 35% para 2030, un objetivo ambicioso que requeriría poner en las carreteras casi 400.000 camiones de cero emisiones, muchos de los cuales aún no están disponibles en cantidades significativas. A diferencia de los vehículos eléctricos de pasajeros, los camiones eléctricos enfrentan desafíos únicos, que incluyen autonomías de conducción cortas, infraestructura de carga limitada y altos costos iniciales. Con un precio de camión eléctrico de larga distancia de más de 300.000 euros, en contraste con los alrededor de 120.000 euros de un modelo diésel, los tiempos de carga aún no alcanzan la capacidad necesaria para operaciones de transporte continuas.
Esto hace que la exención de peaje sea más que un simple incentivo financiero; Actúa como palanca estratégica para el avance de las políticas. Líderes del sector como Thomas Fabian, director de vehículos comerciales de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), han subrayado la necesidad de activar estas exenciones. Sin ellos, los fabricantes corren el riesgo de verse atrapados en el dilema de no poder vender camiones eléctricos al nivel que necesitan.
Los marcos legales que rigen los precios de los peajes en la UE, como la Directiva Euroviñeta, se revisaron en 2022 para permitir a los estados miembros eximir a los vehículos de cero emisiones de los cargos por carretera relacionados con el CO₂. La última extensión preserva esta flexibilidad hasta 2031, pero no exige el cumplimiento, lo que, según los críticos, representa una oportunidad perdida para un enfoque más coordinado.
Por ejemplo, en el caso de Francia, que tiene uno de los sistemas de autopistas más extensos y con mayor peaje de Europa, no adoptar la exención tendría implicaciones importantes para los transportistas de carga eléctricos. Los defensores de la industria subrayan que este tipo de contracción crea incertidumbre para las empresas de logística que consideran inversiones a largo plazo. Alain Prost, analista político independiente especializado en la descarbonización del transporte, señala: “Cada país que se demora debilita la señal general del mercado”.
La falta de un sistema de peaje unificado no sólo complica la justicia sino que también obstaculiza la velocidad de rotación de la flota, poniendo en riesgo los objetivos climáticos legalmente vinculantes de la UE. El Pacto Verde Europeo compromete al sector del transporte a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90% de aquí a 2050, siendo el transporte de mercancías un componente clave de este compromiso.
Modelos recientes del Instituto Fraunhofer de Investigación de Sistemas e Innovación sugieren que una combinación de exenciones de peajes con otras medidas de apoyo, como subsidios a las baterías y una mejor infraestructura, podría lograr una reducción del 40% en las emisiones de las flotas de vehículos pesados en cinco años, todo ello sin aumentar significativamente los precios al consumidor.