Los recientes ataques aéreos militares de la administración Trump a barcos frente a las costas de Venezuela, que la Casa Blanca ha acusado de estar involucrados en el tráfico de drogas, han provocado una considerable controversia. Su compañero senador republicano Rand Paul de Kentucky describió las acciones como “ejecuciones extrajudiciales” en una entrevista en Fox News el domingo. Sus comentarios se produjeron cuando el presidente Trump dijo que no podía percibir ninguna objeción del Congreso con respecto a los ataques, a pesar de las dudas sobre la necesidad de la aprobación del Congreso.

En las últimas semanas, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo al menos ocho ataques en el Caribe cerca de Venezuela, que han provocado alrededor de 40 muertes. Las autoridades afirman que los asesinados estaban involucrados en el tráfico de drogas. Sin embargo, el senador Paul criticó la falta de transparencia de la administración Trump y dijo que el Congreso no sabía nada sobre las actividades. Señaló que “nadie dijo su nombre, nadie testificó qué, nadie dijo que estuvieran armados”, destacando la falta de pruebas presentadas sobre las actividades de los barcos o individuos atacados.

Paul comparó las tácticas de la administración con las ejecuciones sumarias que a menudo llevan a cabo regímenes autoritarios en países como China e Irán, argumentando que la práctica de ejecutar personas sin evidencia pública es fundamentalmente defectuosa. Eso contrasta con otros legisladores republicanos que en general han apoyado el ataque de la administración, incluido el representante Bernie Moreno de Ohio y la senadora Cynthia Loomis de Wyoming.

En respuesta a sus preocupaciones, Paul, junto con los senadores demócratas Tim Kaine y Adam Schiff, impulsaron una resolución sobre poderes de guerra destinada a limitar las acciones militares de la administración Trump en relación con Venezuela. Desafortunadamente para ellos, esta acción legislativa no obtuvo suficiente apoyo para continuar.

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El presidente Trump ha expresado su voluntad de informar a los legisladores sobre los ataques aéreos, pero descartó la necesidad de obtener una autorización formal del Congreso. Dijo sin rodeos: “Creo que vamos a matar a la gente que trae drogas a nuestro país”, dejando claro que su administración considera los ataques como una medida necesaria y justificada.

Esta no es la primera vez que Paul no está de acuerdo públicamente con Trump en asuntos relacionados con el ejército. Incluso antes de los recientes ataques, había expresado su oposición al uso de la fuerza militar para boicots masivos en Estados Unidos, calificando tales acciones como ilegales y tareas inapropiadas para los militares, que en cambio caen bajo la jurisdicción de las fuerzas del orden.

Estos ataques aéreos y la creciente tensión sobre la autoridad del Congreso continúan poniendo de relieve la compleja dinámica dentro del Partido Republicano y plantean interrogantes sobre el alcance y la supervisión de las acciones militares ejecutivas. A medida que la situación evoluciona, el equilibrio entre la seguridad nacional y el cumplimiento de los marcos legales sigue siendo un importante punto de debate entre los legisladores.

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