Cambridge, Massachusetts – 27 de octubre de 2025 – Avi Loeb, astrofísico de la Universidad de Harvard, ha emitido una severa advertencia sobre el objeto interestelar 3I/ATLAS, describiendo el cometa del tamaño de Manhattan como un potencial “evento de cisne negro”, un fenómeno raro e impredecible que plantea riesgos existenciales para la humanidad, incluida la posibilidad de que la tecnología natural se haga pasar por un cuerpo extraterrestre. Cuando el objeto se acercaba a su perihelio el 29 de octubre, la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) de la NASA movilizó una sonda de observación de emergencia para examinar su trayectoria y composición inusuales, en medio de especulaciones de que podría no ser un cometa convencional.
Descubierto por el telescopio del Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) de la NASA en Chile el 1 de julio de 2025, 3I/ATLAS es el tercer visitante interestelar confirmado a nuestro Sistema Solar, después de ‘Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2017 a 2010 km. En diámetro, comparable a la isla de Manhattan, el objeto exhibe una órbita hiperbólica que indica una fuente extrasolar que viaja a velocidades superiores a 30 kilómetros por segundo. Las primeras observaciones realizadas desde instalaciones terrestres, incluido el Telescopio Espacial Hubble y el Telescopio Óptico Nórdico en las Islas Canarias de España, revelaron una cola solar en desarrollo y un chorro de gas hacia el Sol, junto con emisiones de tetracarbonilo de níquel, un compuesto sin precedentes en los cometas naturales.
Loeb, figura reconocida de la astrobiología y autor del libro 2021 extraterrestreElevó el discurso asignando al objeto una puntuación provisional de 6 en su propuesta “Escala Lob”, una métrica de 0 a 10, donde 0 representa un cuerpo perfectamente natural y 10 representa un artefacto técnico confirmado. Citando la aceleración no gravitacional, una trayectoria típica cerca de Júpiter, Venus y Marte, y la probabilidad de que una honda gravitacional no esté corregida por las honda gravitacionales alrededor del Sol, 3I/ATLAS estimó una probabilidad del 30 al 40 por ciento de un origen completamente natural. En una publicación reciente en Medium, Loeb comparó un encuentro con una entidad interestelar con una “cita a ciegas”, advirtiendo contra asumir benevolencia: “A menudo piensas que una pareja es muy amigable, pero también debes preocuparte por los asesinos en serie”. Lo llamó un posible “caballo de Troya”, una sonda diseñada que realizaría vigilancia en la Tierra, con implicaciones que van desde revelaciones científicas hasta amenazas a la seguridad planetaria.
Los comportamientos anómalos alimentan la especulación
Imágenes recientes han intensificado la observación. En septiembre de 2025, la cola antisolar del objeto, que inicialmente apuntaba en dirección opuesta al Sol, cambió repentinamente de dirección y ahora apunta hacia el Sol, un fenómeno no atribuible a la dinámica cometaria conocida. El análisis espectrográfico detecta niveles elevados de dióxido de carbono y una aleación de níquel de grado industrial que no se encuentra en los cometas del Sistema Solar, lo que llevó a Loeb a preguntarse si estas firmas representan propulsión artificial o ingeniería de materiales. El tamaño del objeto, mayor que el asteroide Chicxulub que causó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años, genera preocupación, aunque la NASA insiste en que su distancia mínima de la Tierra (alrededor de 1,2 unidades astronómicas (AU) el 19 de diciembre de 2025) no representa un riesgo de colisión.
En respuesta, IAWN-NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzaron una campaña de astrometría de emergencia del 27 de noviembre de 2025 al 27 de enero de 2026, utilizando telescopios globales para mejorar las predicciones orbitales y simular protocolos de protección planetaria. La nave espacial Juno de la NASA planea realizar observaciones de sobrevuelo adicionales en Júpiter el 16 de marzo de 2026, para capturar datos de alta resolución durante el lapso transitorio de visibilidad del objeto posterior al perihelio. El experto orbital de la ESA, Frank Budnick, confirmó el ejercicio como un ensayo de precaución y dijo: “Aunque no representa ninguna amenaza, la comunidad 3I/ATLAS IAWN proporciona una gran oportunidad para un ejercicio de observación”.
Respuesta dividida de la comunidad científica
Las afirmaciones de Loeb, aunque provocativas, provocaron un escepticismo mesurado por parte de sus colegas. El investigador de la Universidad de Oslo, Fabian Hoffmann, descartó la hipótesis extraterrestre como “inútil e innecesaria”, atribuyendo las anomalías a los gases naturales estimulados por la proximidad solar. De manera similar, el físico Brian Cox ha rechazado públicamente las afirmaciones de extraterrestres, instando a centrarse en los datos empíricos en lugar de la especulación. Sin embargo, Loeb critica las reticencias institucionales, argumentando que “muchos en la comunidad científica están más centrados en proteger su reputación y evitar las críticas que en explorar”. Abogó por misiones de interceptación no tripuladas similares a las propuestas para ‘Oumuamua para confirmar señales o maniobras artificiales durante la ventana del perihelio.
El discurso público alimentó la intriga cuando las redes sociales virales vincularon 3I/ATLAS con las profecías de Nostradamus y los avistamientos de ovnis, aunque los expertos atribuyeron tal entusiasmo al momento en que el objeto apareció en un momento de mayor interés cósmico. A medida que se acerca el perihelio, el calentamiento solar intensificado desencadenará una mayor actividad, lo que puede resolver o intensificar el debate. Loeb concluyó: “No debemos perder la oportunidad, porque es un regalo del espacio interestelar”, enfatizando la necesidad de una investigación rigurosa y abierta sobre los vecinos cósmicos de la humanidad.











