La OTAN y algunos de los aliados de Estados Unidos están tratando de tranquilizar a la comunidad internacional sobre la reciente decisión de la administración Trump de reducir el personal militar estadounidense en Europa. La medida se produce en medio de crecientes tensiones por la actual incursión de Rusia en Ucrania y supuestas tácticas de guerra híbrida dirigidas a países de la OTAN.
El jueves, el Pentágono anunció la reducción de unas 700 fuerzas aéreas estadounidenses desplegadas en Alemania, Rumania y Polonia, indicando que estas fuerzas regresarían a casa sin reemplazos. El Ejército estadounidense en Europa y África caracterizó la decisión como parte de un esfuerzo estratégico liderado por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, para crear una postura militar más equilibrada, diciendo que no debería interpretarse como una retirada de Europa o un compromiso disminuido con la defensa colectiva de la OTAN bajo el Artículo 5.
La OTAN y sus aliados enfatizan el compromiso de Estados Unidos con la seguridad europea. El Ministro de Defensa estonio, Hanno Pevkur, enfatizó que Estados Unidos ha tomado decisiones importantes para mantener su presencia militar en Estonia, fortaleciendo su compromiso de proteger el flanco oriental de la OTAN. Destacó los esfuerzos en curso para aumentar los activos militares estadounidenses en la región, particularmente después de que aviones militares rusos violaran recientemente el espacio aéreo sobre Estonia y realizaran incursiones con drones en Polonia.
A la luz de estos acontecimientos, la OTAN ha informado de importantes refuerzos a lo largo de sus fronteras orientales durante la última década debido a las acciones agresivas de Rusia. Incluso con las reducciones de tropas, la alianza enfatizó que la postura militar general de Estados Unidos en Europa sigue siendo significativa, un sentimiento del que se hicieron eco los funcionarios militares de la OTAN que enfatizaron el compromiso de Estados Unidos con sus aliados.
Sin embargo, la reducción de tropas ha generado preocupación entre los legisladores estadounidenses, provocando críticas bipartidistas. Los miembros del Congreso han advertido que reducir la presencia estadounidense podría envalentonar la agresión rusa y alterar el equilibrio de poder en la OTAN. Figuras clave de los Comités de Servicios Armados de la Cámara y el Senado expresaron su desaprobación y calificaron la decisión de falta de coordinación y contraria a los objetivos estratégicos previamente establecidos por la administración.
Varios legisladores, entre ellos el senador Roger Wicker y el representante Mike Rogers, han destacado los peligros potenciales de mayores reducciones de las fuerzas estadounidenses en toda Europa del Este, y han pedido una revisión mutua más integral de las posturas militares. Mike Turner, jefe de la delegación estadounidense ante la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, expresó su preocupación de que tales reducciones pudieran afectar negativamente la seguridad nacional, especialmente ahora que Rusia continúa poniendo a prueba la determinación de la OTAN con provocaciones.
Los demócratas también expresaron una fuerte oposición, y la senadora Jeanne Shaheen calificó la reducción de “profundamente equivocada”, argumentando que enviaría un mensaje perjudicial a Rusia en medio de su campaña militar en curso en Ucrania. El llamado a una presencia estadounidense más fuerte en Europa se considera necesario para que los aliados la apoyen invirtiendo en sus propios sistemas de defensa.
En general, si bien el gobierno estadounidense busca enmarcar la reducción militar como un paso hacia una mejora de las capacidades de defensa europeas, las implicaciones de este cambio continúan provocando un intenso debate y preocupación sobre las posibles consecuencias para la estabilidad regional y las garantías de seguridad colectiva de la OTAN.










