Paul Tagliabue, quien ayudó a traer paz y riqueza a la NFL durante sus 17 años como comisionado, murió el domingo de insuficiencia cardíaca a la edad de 84 años.

El portavoz de la NFL Brian McCarthy dijo que la familia de Tagliabue informó a la liga de su muerte en Chevy Chase, Maryland.

Tagliabue, que había desarrollado la enfermedad de Parkinson, se desempeñó como comisionado desde 1989, cuando sucedió a Pete Rozelle, hasta 2006. Fue elegido al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional como parte de una generación especial del centenario en 2020.

Tagliabue supervisó innumerables estadios nuevos y negoció contratos de televisión que agregaron miles de millones de dólares a la cuenta bancaria de la liga. Durante su reinado no hubo paros laborales.

Durante su tiempo, Los Ángeles perdió dos equipos y Cleveland otro, mudándose a Baltimore antes de ser reemplazado por una franquicia de expansión.

Tagliabue implementó una política de abuso de sustancias que se consideraba la más estricta en cualquier deporte importante, pero fue criticada por no tomar medidas más estrictas contra las conmociones cerebrales.

También estableció la “Regla Rooney” según la cual todos los equipos con vacantes de entrenador deben entrevistar a candidatos minoritarios. Desde entonces, se ha ampliado para incluir puestos directivos y de liderazgo de la liga.

Le sobreviven su esposa Chandler, su hijo Drew y su hija Emily.

Informes de Associated Press.

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