Los troncos flotantes a lo largo de la costa de la isla de Vancouver y Haida Gwaii, identificados positivamente por su papel en la estabilización de áreas ribereñas, proporcionando leña o como bancos temporales para los bañistas, tienen importantes impactos negativos en los ecosistemas locales, revela una nueva investigación de la Universidad de Victoria (UVic). Los hallazgos, publicados en la revista Ecología Marinaarroja luz sobre los efectos destructivos de estos troncos que flotan libremente en las comunidades rocosas intermareales a lo largo de la costa del oeste de Canadá.
Tom Reimchen, biólogo de la UVic que dirigió un estudio que examina tanto las implicaciones ecológicas de los troncos a la deriva como sus movimientos a lo largo del tiempo, reveló tendencias. Aunque los troncos de deriva parecen estacionarios, Riemchen señala que más del 90% de ellos se desplazan anualmente, con movimientos significativos durante las tormentas. Esta alteración afecta negativamente a la zona intermareal (el área entre las marcas de marea más alta y más baja), lo que lleva a una disminución en la población de percebes (una especie clave) en estos ecosistemas. Las observaciones indican que las poblaciones de percebes en las superficies expuestas a los troncos son entre un 20% y un 80% más bajas que en las áreas protegidas, lo que compromete los espacios intersticiales que albergan una variedad de pequeños invertebrados.
El impacto de esta disminución de los percebes se extiende más allá del ecosistema inmediato; Muchas especies de aves playeras, como el ostrero negro y las aves surfistas, dependen de estas zonas intermareales para alimentarse. Los investigadores han relacionado esta alteración ecológica con una disminución del 50 % en algunas poblaciones de aves playeras desde la década de 1970, lo que genera preocupación sobre la salud general de estas especies de aves.
El creciente número de troncos a la deriva a lo largo de la costa de Columbia Británica: al observar una tendencia preocupante durante el siglo pasado, Riemchen enfatizó el daño cíclico causado por los troncos a la deriva en el ambiente intermareal. Junto con los estudiantes Esteban Pérez Andresen y Melanie Marchant, la investigación de Reimchen utilizó imágenes de satélite y fotografías históricas para documentar un aumento del 520% en los troncos de deriva desde finales del siglo XIX. En particular, incluso las zonas costeras más remotas mostraron una abundancia de troncos comparable a la de zonas más desarrolladas.
El aumento de los troncos a la deriva se atribuye en gran medida a la industria maderera: más del 60% de los troncos estudiados muestran signos de origen humano. Incluso lo que se considera “natural” a menudo se refiere a impactos humanos, como los deslizamientos de tierra provocados por la tala.
Reimchen aboga por un cambio de perspectiva con respecto a los troncos flotantes, sugiriendo que deberían considerarse perturbaciones ambientales importantes, como el deshielo o las olas de calor. Pidió medidas urgentes para reducir la entrada de nuevos troncos a la deriva en el medio marino y aplicar medidas de conservación destinadas a proteger los organismos intermareales que sufren esta amenaza.












