Ha surgido un avance significativo en el proceso legal contra el ex director del FBI James Comey, luego de una serie de declaraciones contradictorias del fiscal estadounidense que supervisa el caso. Inicialmente, los fiscales federales reconocieron que un gran jurado en pleno no revisaría la acusación final contra Comey, lo que generó preocupaciones sobre la integridad del proceso judicial. Sin embargo, Lindsey Halligan, fiscal federal en funciones para el Distrito Este de Virginia, rápidamente cambió su posición, insistiendo en que el gran jurado había aceptado las acusaciones.
La última declaración de Halligan llega un día después de que el juez federal Michael Nachmanoff juzgó al equipo de la fiscalía por dos cargos, alegando que Comey hizo una declaración falsa y obstruyó el Congreso. La confusión surgió cuando se reveló que el gran jurado inicialmente rechazó uno de los tres cargos propuestos por el Departamento de Justicia antes de permitir que procedieran los otros dos.
Durante la audiencia, Tyler Lemons, el fiscal del caso, confirmó en respuesta a la pregunta del juez que todo el gran jurado no había visto la acusación final. La admisión destacó las curiosas circunstancias que llevaron a la condena y generó preocupaciones de que el caso pudiera verse amenazado por fallas procesales. Halligan testificó más tarde que sólo el presidente del gran jurado y un jurado adicional participaron en la presentación de la segunda acusación.
En un intento de suavizar las consecuencias de sus comentarios anteriores, Halligan presentó un expediente judicial de cinco páginas titulado “Aviso del gobierno que corrige el registro”. El documento buscaba aclarar que el asunto era simplemente una “inconsistencia administrativa” y no un error de procedimiento que afectara la aceptación del cargo. Una transcripción incluida en su presentación reveló que la conversación que el presidente confirmó que realmente había tenido lugar fue una votación sobre dos cargos en contra de Comey.
Los acontecimientos que rodearon el caso plantean más dudas sobre la decisión de asignar un procesamiento de tan alto perfil a Halligan, que no tenía experiencia previa como fiscal. Su nombramiento se produjo pocos días antes de la acusación y se produjo tras la renuncia de un fiscal con más experiencia, supuestamente debido a la presión de la administración Trump para presentar cargos contra Comey.
Las narrativas contradictorias que rodean las acciones del gran jurado subrayan la naturaleza inusual del proceso contra figuras políticas prominentes y las posibles implicaciones para la credibilidad del Departamento de Justicia en el manejo de casos tan delicados. A medida que avanza el asunto, queda por ver cómo afectarán estas revelaciones a la fiscalía y si tendrán un impacto duradero en la percepción del público sobre la equidad del proceso legal en torno a la acusación de un ex colaborador cercano del ex presidente Donald Trump.












