Un reciente ataque militar estadounidense contra un barco narcotraficante en aguas internacionales provocó la muerte de dos personas. El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció que la inteligencia estadounidense había identificado el barco como involucrado en el tráfico de drogas y operando a lo largo de una ruta de tráfico conocida. En esta operación que tuvo lugar el martes, el personal estadounidense fue ejecutado sin sufrir daños.
En una actualización compartida en la plataforma de redes sociales X, Hegseth aclaró que los dos hombres a bordo del barco fueron etiquetados como “narcoterroristas”. El ataque fue documentado en video que muestra la lancha rápida atravesando el agua antes de ser golpeada por una lancha rápida cargada con paquetes, que finalmente estalló en llamas.
El incidente marca un aumento significativo en la actual campaña estadounidense contra el narcotráfico, particularmente en la región del Pacífico Oriental, que sirve como ruta principal para el transporte de cocaína desde Sudamérica a Estados Unidos, mientras que anteriormente las operaciones estadounidenses se concentraban principalmente en el Caribe, al este de Centroamérica. Gran parte de la cocaína que ingresa a Estados Unidos se procesa en México, y los cárteles de la droga de Colombia y Perú son responsables del suministro de la droga.
Se trata del octavo ataque de las fuerzas estadounidenses contra presuntos traficantes de drogas en aguas internacionales desde septiembre, y ha provocado al menos 34 muertes. A pesar de la postura del gobierno estadounidense de que estas acciones son legales, muchos expertos legales y organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por la legalidad y moralidad de tales ataques. Argumentan que el uso de fuerza letal en estas circunstancias viola el derecho marítimo internacional y puede clasificarse como homicidio ilegítimo.
En una declaración reciente, los expertos de la ONU reforzaron estas preocupaciones, enfatizando que la ejecución de ataques sin una justificación legal adecuada es contraria al derecho internacional sobre operaciones marítimas.
La administración Trump ha sostenido que la acción militar contra los cárteles de la droga latinoamericanos es necesaria para combatir el problema generalizado del tráfico de drogas. Esta presencia militar intensificada y los ataques relacionados han aumentado las tensiones en la región, particularmente con Venezuela, cuyo presidente Nicolás Maduro está acusado de liderar un cartel de la droga.
Estados Unidos ha aumentado significativamente su presencia militar en el Caribe en apoyo de los esfuerzos antinarcóticos, desplegando aproximadamente 10.000 soldados y numerosos activos militares. Las tensiones diplomáticas han aumentado en las últimas semanas, particularmente entre el presidente Trump y el líder de izquierda colombiano Gustavo Petro, lo que llevó a las amenazas de Trump de retirar la ayuda a Colombia, un actor clave en el comercio mundial de cocaína.
En respuesta a estos acontecimientos, Colombia tomó medidas diplomáticas y llamó a su embajador en Washington a medida que aumentaban las tensiones entre los dos países.