China ha anunciado nuevas restricciones a la exportación de elementos de tierras raras, una medida que afectará particularmente a las aplicaciones militares estadounidenses. A partir del 1 de diciembre, el Ministerio de Comercio de China (MOFCOM) implementará un sistema de licencias refinado que diferencia entre usuarios finales civiles y militares. Esta política actualizada permite aprobaciones favorables para envíos no militares al tiempo que impone una denegación total de licencias a empresas asociadas con el sector de defensa estadounidense.
Según se informa, las regulaciones revisadas impedirían el acceso a materiales de tierras raras e imanes críticos para las armas y sistemas aeroespaciales avanzados de Estados Unidos. Este cambio de política coincide con el importante control de China sobre el mercado mundial de elementos de tierras raras, que representa casi el 85% de las operaciones mineras mundiales y el 95% de la capacidad de procesamiento.
Las nuevas restricciones se basan en medidas anteriores implementadas en abril después de que el expresidente estadounidense Donald Trump impusiera nuevos aranceles. Inicialmente, las medidas prohibían la exportación de siete elementos pesados de tierras raras críticos para aplicaciones de defensa, incluidos sistemas de guía de misiles y aviones de combate. Después de la tregua en la guerra arancelaria, las exportaciones civiles se reanudaron, aunque las restricciones a los usos relacionados con la defensa permanecieron intactas.
El trabajo reciente se ha ampliado a elementos adicionales, incluidos el holmio y el europio, y ahora cubre imanes basados en REE y materiales relacionados. Como parte de esta maniobra estratégica, China seleccionará a posibles compradores para evitar reexportaciones indirectas de estos elementos a través de terceros, fortaleciendo aún más su control sobre la cadena de suministro.
A pesar de las tensiones, Estados Unidos depende en gran medida de las tierras raras chinas e importa alrededor del 75% de sus necesidades. Las reservas actuales de Estados Unidos se limitan a sólo unos pocos meses de consumo, y se espera que los nuevos proyectos mineros nacionales tarden años en completarse. Además, los esfuerzos de la Ley de Producción de Defensa cubren sólo el 10% de las necesidades de tierras raras pesadas de Estados Unidos para 2025.
Estas restricciones a las exportaciones, si bien no son una prohibición absoluta, son efectivas para limitar las capacidades militares estadounidenses sin romper por completo las relaciones comerciales entre los dos países. Como resultado, el cronograma de producción de armas de Estados Unidos podría sufrir retrasos significativos, que podrían extenderse hasta un año.
Esta nueva estrategia subraya la intención de Beijing de aprovechar su dominio mineral como elemento disuasivo contra la acción militar estadounidense en la región, utilizando efectivamente las exportaciones de tierras raras como herramienta en el panorama geopolítico más amplio.












