La reciente decisión del gobierno de imponer una prohibición de las redes sociales destinada a proteger a los niños ha provocado un debate considerable sobre su impacto potencial. Se han planteado preocupaciones sobre los métodos utilizados por las empresas para hacer cumplir esta prohibición, en particular en lo que respecta a las técnicas de control de edad. Los críticos argumentan que estas tecnologías pueden disuadir inadvertidamente a los usuarios legítimos, pero no logran identificar a aquellos que en realidad son menores de edad.
Un informe externo encargado por el gobierno ha destacado fallas significativas en la tecnología de evaluación facial, diciendo que es menos confiable para la mayoría de la población que debe proteger. Esto plantea dudas sobre la practicidad y eficacia de las medidas propuestas.
Además, existe escepticismo respecto de la magnitud de las posibles sanciones por incumplimiento. Stephen Scheeler, ex ejecutivo de Facebook, comentó sobre la magnitud de los ingresos generados por las principales empresas tecnológicas: Meta ganó aproximadamente 50 millones de dólares en menos de dos horas. Esto plantea dudas sobre si las multas son lo suficientemente sustanciales como para fomentar el cumplimiento entre las grandes empresas.
A los críticos también les preocupa que incluso si la prohibición se aplica efectivamente, es posible que no reduzca significativamente los peligros que enfrentan los niños en línea. Las exclusiones de determinadas plataformas, en particular sitios web de citas y aplicaciones de juegos, así como chatbots de IA, hicieron saltar las alarmas. Estas plataformas han sido recientemente objeto de escrutinio por comportamientos como promover la autolesión entre los niños y entablar conversaciones inapropiadas con menores.
Además, algunos argumentan que la prohibición podría conducir al aislamiento social de los jóvenes que dependen de las redes sociales para construir una comunidad. En lugar de imponer límites, se piden mejores políticas educativas para ayudar a los niños a navegar de forma segura las complejidades de las redes sociales.
La ministra de Comunicaciones, Annika Wells, reconoció fallas en la próxima prohibición, sugiriendo que la implementación inicial podría tener sus desafíos. “Las cosas se ven un poco feas en el camino”, dijo, destacando que las reformas sustanciales a menudo enfrentan obstáculos durante su implementación.













