Las operaciones militares estadounidenses destinadas a frenar el tráfico de drogas en el Pacífico oriental se han intensificado recientemente de manera significativa, lo que ha provocado la muerte de 14 personas y la destrucción de cuatro embarcaciones involucradas en operaciones de contrabando. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, informó que las operaciones elevaron el número total de muertes relacionadas con la campaña a al menos 57 desde que comenzó a principios de septiembre.

Hegseth reveló que el lunes fue el día más mortífero de la iniciativa antinarcóticos en curso, con las redadas más recientes en aguas internacionales. Calificó a los muertos de “narcoterroristas”, aunque se informó de un superviviente del ataque. En particular, el gobierno de Estados Unidos no ha hecho pública ninguna evidencia que respalde las afirmaciones de que los objetivos estaban involucrados en el tráfico de drogas o representaban una amenaza inmediata para Estados Unidos.

Además, Hegseth compartió imágenes que muestran que los ataques iniciales se centraron en dos barcos estacionarios, seguidos de ataques a barcos que fueron vistos en movimiento. Se sabe que estos barcos fueron rastreados mediante vigilancia encontrada a lo largo de rutas de contrabando establecidas. Con las fuerzas navales mexicanas liderando la operación de rescate, el Comando Sur de Estados Unidos inició esfuerzos para localizar al único sobreviviente. Los informes indican que la Armada de México está realizando una búsqueda a unas 400 millas náuticas al suroeste de Acapulco, pero los detalles sobre el estado de los sobrevivientes siguen siendo inciertos.

La operación representa un aumento significativo de la presencia militar estadounidense en la región, particularmente en América Latina. El despliegue incluye el grupo de ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford, así como siete buques de guerra de la Armada de los EE. UU. y cazas furtivos F-35. La acumulación de activos militares tras la llegada del huracán Melissa ha requerido el traslado de algunos recursos.

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La escalada del compromiso militar ha exacerbado las tensiones en la región, particularmente con Venezuela, donde los funcionarios acusan a Estados Unidos de aplicar tácticas imperialistas destinadas a desestabilizar el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Los funcionarios venezolanos argumentan que Washington está creando justificaciones para un posible conflicto militar.

En cambio, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa, un destacado aliado de Estados Unidos, se ha mostrado abierto a la idea de establecer una base militar extranjera en las Islas Galápagos. La iniciativa tiene como objetivo combatir el tráfico de drogas, la pesca ilegal y otras actividades ilegales. Si bien no mencionó países específicos, dijo que estaba en conversaciones con varios países, incluido Estados Unidos, sobre el establecimiento de dicha base.

La situación continúa evolucionando, lo que refleja una dinámica geopolítica más amplia a medida que Estados Unidos intensifica sus operaciones militares frente a los crecientes desafíos al tráfico de drogas y la estabilidad regional.

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