Los aviones de combate Rafale de la Fuerza Aérea y Espacial Francesa demostraron recientemente sus capacidades con los aviones de combate F-35 Lightning en el ejercicio Falcon Strike 25 del 3 al 9 de noviembre en Italia.
Según un comunicado oficial del Armée de l’Air et de l’Space, los objetivos principales del ejercicio son reforzar la presencia aérea de la OTAN y reforzar el mensaje colectivo de disuasión contra posibles amenazas. Su objetivo es ilustrar la compatibilidad operativa de las fuerzas aéreas de diferentes países, demostrando su capacidad para operar en coordinación como una sola unidad. Un enfoque clave es capacitar a los pilotos y al personal de mantenimiento en procedimientos operativos estándar y desarrollar sistemas técnicos, asegurando que el personal esté bien versado en nuevas herramientas y tácticas.
Este riguroso entrenamiento no es sólo una demostración de fuerza; Subraya el compromiso continuo de la OTAN con la preparación para la defensa colectiva. El comandante Alexis, quien dirigió el ejercicio, dijo que la participación de la Fuerza Aérea francesa sirve como una demostración de su dedicación a la seguridad de sus aliados, reafirmando la credibilidad operativa de la OTAN entre sus estados miembros.
Las operaciones diarias durante el ejercicio fueron diseñadas para simular escenarios realistas de combate aéreo. Los escenarios tácticos tienen como objetivo crear una experiencia de entrenamiento inmersiva para los pilotos cada día. Los participantes asistieron a sesiones informativas previas al vuelo para aclarar los objetivos de la misión y los resultados esperados, fomentando un entorno propicio para el intercambio de mejores prácticas y eficiencia operativa.
Ejercicios anteriores, como el Atlantic Trident 2025, han ilustrado los beneficios de integrar diferentes aviones de combate en escenarios de entrenamiento. Por ejemplo, durante ese ejercicio, un Rafale pudo enfrentarse con éxito a un F-35 estadounidense en un combate aéreo simulado, demostrando la ventaja competitiva del F-35 a pesar de que sus avanzadas capacidades de sigilo eran inadecuadas para operaciones de largo alcance. Estos ejercicios resaltan la naturaleza complementaria de la aeronave, permitiendo que cada plataforma utilice sus fortalezas únicas.
Además, el ejercicio cobró importancia gracias a la participación del portaaviones británico HMS Prince of Wales, que acababa de regresar de sus operaciones en el Indo-Pacífico. El portaaviones desplegó 24 cazas F-35 para el ejercicio, lo que supone la flota más grande jamás lanzada desde un portaaviones clase Queen Elizabeth. Esta asociación es un hito importante en la mejora de las capacidades operativas y la postura estratégica del Carrier Strike Group del Reino Unido.
En general, el ejercicio Falcon Strike 25 subrayó la importancia de la cooperación militar internacional para mejorar las capacidades aéreas, fortalecer la preparación de la OTAN y desarrollar estrategias de defensa colectiva entre los aliados.












