En medio de las crecientes tensiones entre Europa y Rusia por el conflicto en curso en Ucrania, un avión RC-135W de la Royal Air Force británica llevó a cabo recientemente operaciones de vigilancia sobre el enclave ruso de Kaliningrado. La medida subraya la estrategia del Reino Unido para mejorar su presencia militar en la región del Báltico, formando equipo con sus aliados en un esfuerzo concertado para mantener capacidades continuas de vigilancia y disuasión.
La RAF británica mantiene una flota de tres aviones RC-135W, también conocidos como Rivet Joint. Estos aviones están equipados con tecnología avanzada que les permite interceptar y analizar diversos tipos de comunicaciones, señales de radar y emisiones electrónicas. Esta actividad aumenta significativamente la conciencia de los movimientos enemigos y fortalece la planificación táctica.
Los aviones de la familia RC-135 han sido una parte integral de las operaciones militares durante décadas. Construido sobre el diseño del C-135, el avión ha sufrido muchos cambios desde su creación en la década de 1960, lo que ha llevado a la aparición de varias variantes. El RC-135W es conocido por sus características modernizadas que incluyen equipos pequeños y sofisticados para detectar emisiones electromagnéticas, abordando vulnerabilidades en modelos anteriores, como antenas externas voluminosas que los adversarios pueden detectar fácilmente. L3Harris en Texas realizó el mantenimiento y las actualizaciones de estos aviones, centrándose específicamente en reemplazar tres fuselajes KC-135R entre 2013 y 2017 para cumplir con los requisitos operativos luego de la eliminación gradual de los aviones Nimrod R1 más antiguos.
En cuanto a especificaciones, el RC-135W tiene una longitud de unos 42 metros y una envergadura de 40 metros. El avión opera con una tripulación de más de 20 personas y está propulsado por cuatro motores turbofan F108, lo que le permite alcanzar velocidades de hasta 504 nudos y alcanzar altitudes de alrededor de 15.000 metros.
Los recientes vuelos de vigilancia, monitoreados a través de servicios de seguimiento de acceso público, reflejan un cambio en las tácticas militares a medida que las naciones navegan por las complejidades de la guerra moderna y las relaciones internacionales. El aumento de las operaciones aéreas en la región resalta el compromiso del gobierno británico de responder proactivamente a las amenazas percibidas y al mismo tiempo fortalecer las alianzas con los países vecinos frente a la creciente inestabilidad geopolítica.
La situación continúa evolucionando mientras tanto Europa como Rusia se preparan para una confrontación prolongada, con activos aéreos y navales desplegados estratégicamente para garantizar la seguridad y el dominio en las zonas en disputa.












