Jonathan Reckford, director ejecutivo de Habitat for Humanity International, reflexiona sobre su trayectoria profesional única que ha incluido una variedad de roles, desde analista financiero en Goldman Sachs hasta pastor ejecutivo en Christ Presbyterian Church. Reckford tomó el mando de Hábitat para la Humanidad en 2005, lo que le permitió ver y guiar a la organización a través de importantes desafíos globales, incluidos el tsunami del Océano Índico y el huracán Katrina. Estas tragedias cambiaron el enfoque de la organización sin fines de lucro, obligándola a escalar significativamente sus operaciones, lo que Reckford considera un importante punto de inflexión para la organización.

En una entrevista reciente, Reckford compartió sus ideas mientras se prepara para el Proyecto de Trabajo anual Jimmy y Rosalyn Carter, que comienza el 26 de octubre en Austin, Texas. Fue un incidente conmovedor poco después de la muerte del presidente Carter, a quien Reckford siempre había considerado un “héroe y modelo a seguir”.

Durante su residencia, Reckford observó que si bien muchas áreas de Nueva Orleans se están recuperando, el proceso de recuperación a largo plazo suele tardar una década o más. Invertir en ayuda en casos de desastre es mucho menos costoso que la recuperación post-desastre, lo que pone de relieve una tendencia desafortunada: casi el 80% de los fondos de ayuda en casos de desastre se asigna a esfuerzos de ayuda inmediata, dejando recursos mínimos para la recuperación a largo plazo.

Reckford expresó su preocupación por los cambios que la administración Trump ha realizado en la financiación de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), en particular la reducción del apoyo a los esfuerzos de ayuda. Señaló que los fenómenos meteorológicos extremos se están volviendo más comunes, lo que crea una necesidad urgente de viviendas reforzadas para adaptarse a los peligros locales. Al construir viviendas resilientes, el objetivo de Hábitat es promover costos de seguro más bajos para las familias, reforzando la idea de que la inversión proactiva en seguridad es más rentable que los esfuerzos de rescate reactivos.

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Al reflexionar sobre su mandato, Reckford dijo que su momento de mayor orgullo se produjo poco después de comenzar su función, cuando Hábitat construyó su casa número 200.000 en Knoxville, Tennessee, marcando un hito en el que casi un millón de personas se han beneficiado de los esfuerzos de Hábitat. Desde entonces, la organización ha ayudado a otros 61 millones de personas en todo el mundo, cambiando su enfoque de simplemente contar casas construidas a abordar necesidades de vivienda más amplias.

Una parte clave de la creciente estrategia de Hábitat es el Fondo MicroBuild, que se lanzó para establecer el acceso a préstamos para vivienda para familias de ingresos bajos y medios. Reckford destacó que sólo un pequeño porcentaje de la población en estos mercados tiene acceso a préstamos bancarios para vivienda, lo que lleva a asociaciones con bancos de microfinanzas para abordar los préstamos para mejoras en el hogar. En los últimos 12 años, la iniciativa ha prestado 230 millones de dólares a 56 bancos de microfinanzas en 36 países, lo que demuestra que existe un mercado viable para pequeños préstamos no garantizados para mejoras en el hogar.

A pesar de la creciente conciencia sobre los problemas de vivienda asequible en los EE. UU., Reckford cree que el sueño de ser propietario de una vivienda sigue siendo difícil de alcanzar para muchos. Atribuye parte de la crisis a las secuelas de la burbuja inmobiliaria, donde los grandes constructores se recuperaron, pero los constructores más pequeños, que representan una parte importante de la oferta de viviendas, tuvieron dificultades para recuperarse. Esta falta de construcción crónica ha exacerbado la crisis de asequibilidad, lo que llevó a Wreckford a sugerir un enfoque integral para abordar la creciente demanda de viviendas asequibles.

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