El astrofísico de la Universidad de Harvard Avi Loeb ha propuesto que el cometa interestelar designado 3I/ATLAS representa una “nave nodriza” extraterrestre capaz de desplegar pequeñas sondas hacia la Tierra y otros planetas del Sistema Solar. Descubierto por la NASA el 1 de julio de 2025, como el tercer objeto interestelar confirmado que cruza el Sistema Solar, 3I/ATLAS se acerca actualmente a su perihelio (el punto más cercano al Sol) el 29 de octubre de 2025, a unos 203 millones de kilómetros (1,36 AU). La hipótesis de Loeb, detallada en publicaciones y anuncios recientes, surge de una serie de anomalías observadas que desafían las clasificaciones convencionales del objeto como un cometa natural.

Las observaciones científicas han revelado varias anomalías en las propiedades del 3I/ATLAS. El objeto mide aproximadamente 12 millas de diámetro, es mucho más grande que los cuerpos interestelares típicos y viaja a más de 130.000 mph (58 km/s) a lo largo de una trayectoria hiperbólica libre de la gravedad del Sol. Su composición contiene una gran abundancia de níquel en relación con el hierro, el níquel tetracarbonilo, un compuesto asociado con procesos industriales, que representa un refinamiento artificial más que una formación natural.

Además, como lo confirman las imágenes del Telescopio Espacial Hubble, el cometa carecía de una cola visible convencional y exhibía una anticola que apuntaba hacia el Sol antes de invertir la dirección, lo que indica una propulsión controlada. Las emisiones de luz de su parte delantera que se asemejan a “faros” y una superficie lisa y reflectante añaden intriga. Los informes también describen una misteriosa secuencia de pulsos (8 • 13 • 8 • 5 • 13 • 8), transmitida a 1420 MHz, similar al patrón de frecuencia de Fibonacci asociado con los protocolos SETI e interpretado por algunos como un mensaje deliberado: “Cuidado. Prepárate…”

Loeb, que dirige el proyecto Galileo dedicado a la búsqueda de tecnología extraterrestre, sostiene que estas características son consistentes con una nave diseñada más que con un fenómeno natural. Comparó 3I/ATLAS con un “caballo de Troya” capaz de enmascarar tecnología avanzada bajo un exterior similar a un cometa y sugirió que su trayectoria podría alinearse deliberadamente con el plano de la eclíptica para un despliegue óptimo de la sonda.

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Si es artificial, el objeto podría lanzar minisondas a lo largo de su trayectoria solar, apuntando a planetas como Venus el 3 de noviembre de 2025, la Tierra el 19 de diciembre de 2025 o Júpiter el 16 de marzo de 2026. Loeb afirma que el perihelio representa la “prueba de fuego”: un cometa natural puede medir 7 al cuadrado por 7 al cuadrado según el termómetro. Pero una estructura artificial puede mostrar maniobras, luces artificiales o señales de calor del motor.

Los esfuerzos de monitoreo en curso incluyen observaciones realizadas por los tres observatorios del proyecto Galileo, que buscan actividad atmosférica inusual potencialmente relacionada con las sondas lanzadas. La misión Zeus de la Agencia Espacial Europea está posicionada para estudiar el objeto cerca de Venus, mientras que la nave espacial Juno de la NASA puede capturar imágenes y señales de radio durante su aproximación más cercana a Júpiter. Se analizaron imágenes recientes de los satélites PUNCH de la NASA del 14 de octubre de 2025 en busca de datos espectrales para estimar la composición.

Loeb criticó el silencio del gobierno estadounidense sobre tales fenómenos, citando un informe de la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) que no encontró evidencia extraterrestre a pesar de una importante financiación para la defensa. Aborda las afirmaciones de artefactos extraterrestres recuperados, enfatizando la falta de transparencia.

A partir del 29 de octubre de 2025, 3I/ATLAS no corre peligro de colisionar con la Tierra, y su máxima aproximación se producirá hoy. Aunque las observaciones en tiempo real continúan evaluando las teorías de Loeb frente a explicaciones naturales, no se han informado liberaciones de sondas confirmadas ni anomalías adicionales. El objeto será visible en el cielo del este en las primeras horas de la mañana del 11 de noviembre de 2025, lo que requerirá grandes telescopios para una visualización detallada.

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