España ha movilizado 100 soldados para combatir un posible brote de peste porcina africana cerca de Barcelona, ​​lo que ha generado advertencias sobre el impacto en la industria exportadora de carne de cerdo del país. La medida decisiva se produjo en respuesta al descubrimiento de dos jabalíes muertos en el Parque Natural de Collcerola que dieron positivo al virus, los primeros casos notificados en España desde 1994.

El personal militar, especialmente el del departamento de emergencias del ejército, está dispuesto a cooperar con las 300 autoridades regionales catalanas que ya se encuentran sobre el terreno. Sus esfuerzos se centrarán en el uso de drones, realizar procedimientos de desinfección y realizar búsquedas de animales infectados adicionales. El ministro de Agricultura de Cataluña, Oscar Ardig, explicó en una reciente conferencia de prensa que el acceso a la zona afectada está restringido y las autoridades están investigando ocho casos sospechosos adicionales en un radio de seis kilómetros.

Aunque los expertos sugieren que el virus fue introducido por una salchicha contaminada consumida por un jabalí, esta teoría no ha sido confirmada. Aunque la peste porcina africana no supone una amenaza para la salud humana, es muy contagiosa y mortal para los cerdos domésticos. La amenaza de enfermedades transmitidas por granjas es particularmente preocupante para España, que es el tercer productor mundial de carne de cerdo y productos porcinos.

Dado que España exporta actualmente alrededor de tres millones de toneladas de carne de cerdo al año a más de 100 países, el impacto es particularmente severo. Sin embargo, el ministro de Agricultura, Luis Planas, indicó que alrededor de un tercio de esos países han suspendido las importaciones como medida de precaución. Citando las preocupaciones de Italia, Planas pidió calma pública respecto al consumo de carne de cerdo e instó a tener cuidado para evitar que el virus se transmita a los cerdos de granja.

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La peste porcina africana ha sido un problema persistente en Europa del Este y los Estados bálticos desde que ingresó a esas regiones desde Rusia en 2014. La situación en España pone de relieve los desafíos que plantea este virus y el precario equilibrio entre la salud pública y la integridad agrícola ante posibles brotes.

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