Gerald R. al Caribe como parte de sus esfuerzos por desmantelar organizaciones criminales transnacionales y combatir el narcoterrorismo. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, autorizó el despliegue del Ford Carrier Strike Group. El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, anunció que la medida tiene como objetivo aumentar la capacidad de Estados Unidos para monitorear y desbaratar actividades ilegales que amenazan la seguridad nacional y la estabilidad del hemisferio occidental.
El portaaviones más grande de la Armada estadounidense, el Gerald R. Ford, se encuentra actualmente en el Mediterráneo junto con tres destructores. Aunque aún no han abandonado la zona, el envío al Caribe tarda aproximadamente una semana. El despliegue marca un aumento significativo de las operaciones militares estadounidenses en respuesta al tráfico de drogas, duplicando efectivamente el número de fuerzas navales estadounidenses en la región. Actualmente, Estados Unidos mantiene ocho buques de superficie y un submarino de propulsión nuclear en el Caribe, y la incorporación de un grupo de ataque de portaaviones aumentaría el personal militar estadounidense a casi 11.000.
El grupo de ataque del portaaviones sirve no sólo como un activo militar sino también como una demostración de la determinación de Estados Unidos contra los cárteles de la droga, enviando un mensaje sobre las capacidades estadounidenses para responder rápidamente en la región. El anuncio del despliegue del grupo de ataque se produce tras una serie de operaciones militares estadounidenses dirigidas a buques sospechosos de tráfico de drogas. Horas antes, Hegseth confirmó un ataque aéreo exitoso contra un barco en el Caribe que supuestamente estaba involucrado en el contrabando de drogas y vinculado a la pandilla Tren de Aragua, que la administración Trump ha designado como organización terrorista.
Un reciente ataque aéreo, el primero realizado de noche, se saldó con la muerte de seis personas identificadas como narcoterroristas, mientras que ningún personal estadounidense resultó herido. Según Hegseth, la operación se alinea con diez ataques contra embarcaciones narcotraficantes que han provocado 43 muertes desde principios de septiembre, lo que genera preocupación sobre la eficacia de estas acciones militares.
La administración Trump ha apoyado públicamente los ataques. El presidente enfatizó que cada operación exitosa contra estos buques podría salvar miles de vidas estadounidenses, enmarcando la política agresiva de su administración como un deber patriótico y una estrategia de aplicación de la ley. Destacó la importancia de esta iniciativa militar, señalando que los barcos previamente capturados inevitablemente vuelven a entrar en el sistema de contrabando.
Aún así, la estrategia de la administración ha generado críticas de los legisladores, incluidos los principales demócratas en los comités de inteligencia del Senado y la Cámara de Representantes. Expresaron preocupación por la falta de comunicación sobre las operaciones y pidieron transparencia sobre los marcos legales que guían tales acciones militares. Los legisladores exigieron respuestas detalladas a las autoridades correspondientes, cuestionando la inteligencia detrás de las huelgas y la justificación legal de las actividades.
El reciente aumento del compromiso militar subraya el compromiso de la administración de combatir el tráfico de drogas y reducir el impacto catastrófico del opioide sintético fentanilo, que contribuye a un número significativo de muertes en Estados Unidos.
A medida que la situación en la región evolucione y aumenten las tensiones, las implicaciones de estas tácticas militares seguirán siendo examinadas a nivel nacional e internacional, particularmente en lo que respecta a su eficacia a largo plazo y las ramificaciones legales de su implementación.















