El equipo legal del presidente Donald Trump ha tomado medidas para impugnar su reciente condena por pagos de dinero para mantener su silencio, presentando una apelación en el tribunal de apelaciones de nivel medio del estado de Nueva York. Los fiscales argumentaron que la ley federal reemplaza la ley estatal en el caso y que las acciones de Trump carecieron de intención criminal. Presentaron su apelación antes de la medianoche del lunes.
En junio, los abogados de Trump pidieron previamente transferir el caso a un tribunal federal, donde creen que el expresidente puede montar una defensa más sólida basada en la inmunidad presidencial. Por ahora, esa solicitud aún está pendiente de una decisión de un tribunal federal de apelaciones.
Trump fue declarado culpable en mayo de 2024 de 34 cargos de falsificación de registros comerciales. Los cargos se derivan de pagos realizados a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels. Los pagos supuestamente se realizaron para evitar que Daniels hiciera públicas sus afirmaciones sobre una aventura que podría poner en peligro la campaña presidencial de Trump en 2016. Trump negó sistemáticamente la aventura y cualquier irregularidad, y calificó toda la situación como una “caza de brujas política” durante su sentencia virtual, donde fue liberado incondicionalmente. La sentencia no conlleva pena de cárcel, libertad condicional ni multas, aunque la condena permanece en el expediente.
Ahora se espera que la oficina del fiscal de distrito de Manhattan, que dirigió la acusación, responda a los argumentos presentados por el equipo legal de Trump. Una solicitud de comentarios de la oficina del fiscal de distrito quedó sin respuesta.
En el juicio, los fiscales sugirieron que Trump clasificó erróneamente los pagos a su abogado, Michael Cohen, como honorarios legales. Estaba destinado a cubrir un reembolso de 130.000 dólares a Cohen que pretendía silenciar a Daniels durante la recta final de la campaña de 2016. Daniels está considerando hacer públicas sus acusaciones de un encuentro sexual con Trump en 2006.
En su apelación, los abogados de Trump describieron el proceso como “el más cargado políticamente” en la historia de Estados Unidos, alegando que se debió a las motivaciones de un fiscal de distrito demócrata. Alegan que las acusaciones se enmarcaron en una temporada electoral frenética al anular faltas de conducta sin límites de tiempo, insistiendo en que socavaban la integridad del proceso legal.
La defensa argumentó que el caso debería ser reemplazado debido a su fundamento en la ley federal, que alegaba violaciones de las leyes federales de campaña que los funcionarios estatales no podían hacer cumplir. Afirmaron que el juicio también se vio comprometido por la introducción de actos presidenciales oficiales en el juicio, que la Corte Suprema ha dictaminado que no pueden servir como prueba contra un presidente en ejercicio. Los fiscales dijeron que estas cuestiones, combinadas con lo que consideraban pruebas suficientes, fortalecieron su caso para una apelación y finalmente anularon la condena.












