Los científicos han hecho un descubrimiento innovador en un camaleón, revelando la presencia de un nervio óptico enrollado, una característica anatómica previamente desconocida en los lagartos y rara vez vista en los vertebrados. Este importante hallazgo arroja luz sobre los movimientos oculares únicos de los camaleones, que les permiten tener una visión de casi 360 grados y mirar en diferentes direcciones simultáneamente.
El estudio, dirigido por el profesor asociado Juan Daza de la Universidad Estatal Sam Houston, subraya las capacidades de adaptación de los camaleones. Daza compara sus ojos con cámaras de seguridad, capaces de escanear los alrededores por separado hasta encontrar una presa, momento en el que sus ojos se sincronizan para apuntar a su comida con precisión.
Las revelaciones surgieron de una visita en 2017 al laboratorio de Daza por parte de Edward Stanley, director del laboratorio de imágenes digitales del Museo de Historia Natural de Florida. Mientras examinaba las tomografías computarizadas del diminuto camaleón de hoja, Stanley descubrió una peculiar espiral del nervio óptico. Dada la extensa historia y estudio de los camaleones, ambos investigadores se sorprendieron de que esta característica anatómica hubiera pasado desapercibida durante tanto tiempo.
Los camaleones, conocidos por sus habilidades para cambiar de color y sus adaptaciones a los árboles, utilizan rasgos únicos para sobrevivir. Sus lenguas largas y pegajosas pueden extenderse más allá de la longitud de sus cuerpos a velocidades increíbles (hasta 60 millas por hora) para atrapar a sus presas.
A pesar de siglos de fascinación, investigaciones anteriores no habían logrado dilucidar con éxito la estructura del nervio óptico del camaleón. Personajes históricos como Aristóteles y Newton contribuyeron a los mitos sobre estos nervios. Aristóteles teorizó erróneamente que los camaleones no tenían nervios ópticos, pero Newton apoyó la idea de que sus nervios ópticos estaban alineados de manera única, lo que permitía el libre movimiento de sus ojos. Las controversias persistieron a lo largo de la literatura científica durante más de un siglo, y los investigadores no pudieron capturar la verdadera anatomía mediante técnicas de disección tradicionales.
Los avances en la tecnología de exploración por tomografía computarizada con rayos X han cambiado el panorama de los estudios de anatomía, permitiendo a los científicos visualizar estructuras sin dañar las muestras. Esta técnica permitió al equipo analizar los nervios ópticos de más de treinta especies de lagartos y serpientes, revelando que los camaleones tienen nervios ópticos más largos y enrollados que sus parientes.
Observaciones posteriores indicaron que el nervio óptico se desarrolla en las etapas embrionarias de los camaleones, cambiando de recto a enrollado a medida que maduran y emergiendo con un movimiento ocular completo al nacer.
Comprender la evolución de esta adaptación presenta desafíos, ya que los fósiles de camaleón más antiguos conocidos no proporcionan cronogramas claros para el desarrollo de sus características únicas. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que los nervios ópticos enrollados pueden reducir la necesidad física de mover los ojos, de forma similar a cómo un cable telefónico enrollado permite una mayor flexibilidad.
Mientras los investigadores continúan explorando las implicaciones de este descubrimiento, especulan si otros reptiles que habitan en los árboles pueden tener adaptaciones similares. Este estudio representa un importante avance en la comprensión de la compleja evolución y anatomía de los camaleones, allanando el camino para futuras investigaciones sobre las adaptaciones únicas de criaturas tan fascinantes.












