En un acontecimiento reciente, el ejército estadounidense llevó a cabo un ataque en el Océano Pacífico oriental que resultó en la muerte de dos personas presuntamente involucradas en el tráfico de drogas. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció la operación, que marca un aumento significativo de los esfuerzos marítimos antinarcóticos lanzados por la administración Trump. El ataque marca la primera operación militar en el Pacífico como parte de una campaña más amplia contra el tráfico de drogas que ya ha dado lugar a una serie de operaciones en el Caribe.
Según Hegseth, se sabía que la embarcación objetivo se dedicaba al contrabando ilegal de drogas y navegaba por una ruta de tráfico de drogas reconocida mientras transportaba las drogas. No proporcionó pruebas específicas para respaldar esta afirmación. Un breve vídeo publicado en las redes sociales apareció antes de que el barco fuera destruido.
Anteriormente, operaciones militares en el Caribe vinculadas a esta iniciativa antinarcóticos se cobraron la vida de al menos 32 personas. Sin embargo, la administración ha sido criticada por la falta de transparencia en cuanto a los detalles de estas operaciones, como la cantidad de narcóticos o la vigilancia que sustentaba las redadas.
Los expertos legales han expresado preocupación por la decisión de desplegar fuerzas militares para estas operaciones, cuestionando por qué la Guardia Costera, la principal agencia para la aplicación de la ley marítima, no está liderando el esfuerzo. Los críticos han destacado la necesidad de métodos alternativos para interrumpir el tráfico de drogas antes de recurrir a ataques letales.
El último ataque aéreo se produce en medio de una mayor presencia militar en el Caribe, que incluye activos avanzados como destructores de misiles guiados, aviones de combate F-35, un submarino nuclear y el despliegue de unos 6.500 soldados.
En agosto, la Guardia Costera lanzó la Operación Víbora, destinada a desbaratar el tráfico de drogas en el Pacífico. Informes recientes indican que la operación logró incautar 100.000 libras de cocaína a mediados de octubre. La razón detrás de la elección de un ataque militar en lugar de los métodos tradicionales de interdicción en este contexto sigue sin estar clara.
La semana pasada, fuentes periodísticas revelaron que dos hombres vinculados al narcotráfico sobrevivieron a una incursión militar anterior en el Caribe y luego fueron rescatados de un buque de guerra de la Armada y repatriados a sus orígenes en Colombia y Ecuador. El incidente complica aún más la narrativa en torno a la eficacia y la moralidad de la participación militar en la lucha contra las operaciones de narcotráfico.















