En una importante medida militar, el USS Gerald R. Ford envió un portaaviones de propulsión nuclear, junto con destructores de misiles guiados, a la costa de América del Sur en medio de crecientes tensiones con Venezuela. La ampliación, anunciada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, a través de su portavoz Sean Parnell, tiene como objetivo combatir las organizaciones criminales transnacionales y el narcoterrorismo en la región.

La decisión sigue a una serie de medidas tomadas por la administración Trump para reprimir las actividades de narcotráfico bajo el liderazgo de Venezuela, particularmente del presidente Nicolás Maduro. En los últimos meses, las fuerzas estadounidenses habrían destruido al menos diez presuntos barcos narcotraficantes frente a las costas de Venezuela y Colombia, lo que indica un enfoque más agresivo ante la creciente crisis.

Los analistas militares sugieren que el alcance de las capacidades de este grupo de ataque de portaaviones podría conducir a posibles ataques aéreos contra instalaciones estratégicas en Venezuela. Altos funcionarios estadounidenses han acusado a Maduro de dirigir cárteles de la droga que contribuyen a importantes presiones migratorias hacia la frontera sur de Estados Unidos. Además, la administración Trump ha tomado medidas para fortalecer las operaciones de la CIA en suelo venezolano y, según se informa, bombarderos de la Fuerza Aérea realizan operaciones de vigilancia en las cercanías.

Maduro, que enfrenta crecientes amenazas a su gobierno, ha alternado entre llamados a la paz y terribles advertencias sobre la preparación militar de Venezuela. Los informes indican que el ejército venezolano tiene un inventario limitado de modernos sistemas de misiles antibuque y antiaéreos, incluidos misiles antiaéreos portátiles Igla-S, que se encuentran distribuidos por todo el país.

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Sin embargo, la campaña antidrogas ha generado críticas de los líderes regionales, particularmente del presidente colombiano Gustavo Petro, y ha generado preocupaciones legales sobre una posible violación del derecho internacional. A la confusión se suma el almirante, que encabeza el Comando Sur de Estados Unidos y supervisa el esfuerzo militar en curso. Alvin Holsey explicó su jubilación anticipada, lo que indica un cambio de liderazgo en este momento crítico.

En el Congreso, una coalición bipartidista de senadores presentó una resolución sobre poderes de guerra destinada a impedir una acción militar contra Venezuela, pero aún no se ha votado en el Senado. Los intentos anteriores de impedir los ataques a barcos habían fracasado por poco.

Actualmente, el Ford y los barcos que lo acompañan, incluidos el USS Winston Churchill, el USS Bainbridge y el USS Mahan, han pasado de sus operaciones en el Mediterráneo a su nueva misión. Se unirán a una flota de élite de ocho buques de la Armada, miles de marines, fuerzas de operaciones especiales y aviones de combate terrestres ya estacionados en el Caribe.

Mientras el USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque se preparan para participar en esta compleja operación, se pone de relieve el alto estado de preparación militar y la naturaleza cambiante de la política exterior de Estados Unidos en América Latina. La expansión marca un punto de inflexión en los esfuerzos en curso para abordar el tráfico de drogas y la inestabilidad política en la región, con implicaciones que repercuten más allá de América del Sur.

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