Un importante sitio arqueológico en Quinhagak, Alaska, conocido por su rico patrimonio yupik, sufrió daños devastadores por el impacto del reciente tifón Halong. La tormenta dañó gravemente las zonas circundantes, pero el pueblo se salvó relativamente. Sin embargo, el espacio cultural se ha visto gravemente afectado, lo que genera preocupación sobre el futuro de los artefactos y lo que representan.
Artefactos como máscaras de madera, herramientas, figuritas y señuelos de pesca quedaron esparcidos en la playa a lo largo de una importante franja costera debido a los vientos y el oleaje de la tormenta. Se recuperaron alrededor de 1.000 artefactos después de la tormenta, aunque el arqueólogo Rick Knecht estima que alrededor de 100.000 piezas aún pueden estar desaparecidas o esparcidas en la playa. Este número refleja la cantidad recuperada del sitio en años mineros anteriores.
El sitio centenario de Nunallake ha proporcionado información invaluable sobre la vida yup’ik anterior al contacto, sirviendo como una ventana clave a una cultura antes de las influencias externas. Knecht, que trabaja desde hace 17 años en las excavaciones, destacó la crítica pérdida de información provocada por las perturbaciones en el lugar. Comparó la situación con leer un libro al que le faltan páginas, afirmando que lagunas importantes socavan la narrativa de la historia yupik.
El proyecto de excavación comenzó en 2007 cuando comenzaron a aparecer artefactos en la playa debido a la erosión provocada por el cambio climático. La última tormenta exacerbó la vulnerabilidad del sitio, que está ubicado en un área donde el derretimiento del permafrost y el aumento del nivel del mar plantean enormes riesgos. Knecht destacó que la erosión no sólo daña un sitio arqueológico sino que también amenaza directamente la infraestructura comunitaria, incluidas viviendas y lagunas de aguas residuales.
El impacto de la tormenta incluyó la pérdida de una zona protectora de tierra que había ayudado a proteger el sitio en el pasado. Knecht describe cómo los puntos de referencia familiares fueron alterados o completamente borrados, lo que le llevó a una experiencia desorientadora a su regreso.
Se están realizando esfuerzos para preservar los artefactos desenterrados. Los artefactos expuestos a las sales marinas y a los elementos requieren un tratamiento cuidadoso para evitar el deterioro. Están alojados en un museo local donde se someten a los procedimientos de conservación necesarios para su longevidad.
Knecht espera regresar al sitio la próxima primavera para una “excavación de rescate”, que permitirá a los arqueólogos explorar capas del sitio recientemente expuestas por la tormenta. Esta posibilidad, aunque trágica en sus orígenes, puede proporcionar información invaluable a medida que los investigadores intentan reconstruir lo que se perdió y descubrir la rica historia del pueblo Yupik.
Frente a los continuos desafíos climáticos, la comunidad de Quinhagaq sigue siendo resiliente y dedicada a preservar su patrimonio cultural frente a un futuro ambiental incierto.
 
            