Venezuela, que exacerbó las ya elevadas tensiones con Estados Unidos y la vecina Trinidad y Tobago, informó sobre el desmantelamiento de una célula financiada por la CIA que planeaba una operación de bandera falsa contra un destructor de la Marina estadounidense. El anuncio coincidió con el atraque del destructor de misiles guiados USS Gravely, Trinidad y Tobago. Estados Unidos describió la medida como parte de una campaña antidrogas en el Caribe, declaración de la que se hizo eco el presidente estadounidense, Donald Trump.
En una conferencia de prensa, el Ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, dijo que cuatro hombres habían sido arrestados por conspirar para atacar al USS Gravely, y dijo que la operación tenía como objetivo provocar un conflicto culpando del ataque a Venezuela. Sin embargo, no se han proporcionado detalles específicos de los sospechosos ni ninguna prueba que lo corrobore.
El anuncio se produce después de que Venezuela haya afirmado desde hace mucho tiempo que se encuentra regularmente con mercenarios respaldados por Estados Unidos que buscan socavar el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Una mayor presencia militar de Estados Unidos en la región del Caribe complica aún más la situación. Según se informa, el Pentágono ha desplegado siete buques de guerra en el Caribe y uno en el Golfo de México como parte de sus operaciones que comenzaron a principios de este año. Además, la inminente llegada del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande del mundo, generará preocupación en Caracas.
En un acontecimiento relacionado, el Presidente Maduro anunció la suspensión de un acuerdo de gas con Trinidad y Tobago, que la Primera Ministra Kamla Persad-Bissessar acusó de vincular a su país con lo que llamó el “portaaviones del imperio estadounidense”. La suspensión refleja la actitud cada vez más hostil de Venezuela hacia los países vecinos que cree que están ayudando a los intereses estadounidenses.
Si bien Washington dice que los despliegues navales tienen como objetivo estratégico combatir el narcotráfico, funcionarios venezolanos y diversos analistas interpretan las maniobras como tácticas para desestabilizar al gobierno de Maduro, que Estados Unidos no reconoce como legítimo. Esta narrativa en evolución subraya las complejidades de las tensiones geopolíticas en la región, destacando el precario equilibrio de poder mientras ambas partes navegan por un panorama plagado de acusaciones y posturas militares.












