Para DeSean Jackson, la noche del viernes en el Lincoln Financial Field fue más que un simple partido de fútbol. Es un regreso a casa lleno de emoción y significado.
Entrenando en el mismo césped donde construyó su legado en la NFL, Jackson llevó a Delaware State a una victoria de 27 a 20 sobre Norfolk State. La victoria llevó a los Hornets a 6-3, su mejor récord en 13 años.
“Hombre, se siente increíble”, dijo Jackson en su conferencia de prensa posterior al juego. “Entrar allí y oler esa hierba, simplemente corrió por mis venas. Sentí que iba a jugar de nuevo”.
La noche tomó una conexión especial. Cerca está Michael Vick, ex compañero de equipo de los Eagles y amigo cercano de Jackson, ahora entrenador en jefe de Norfolk State. Cuando sonó el pitido final, los dos se encontraron en el centro del campo, símbolo de hermandad e historia compartida.
“Realmente lo admiro”, dijo Jackson. “Ahora estamos en condiciones de inspirar y cambiar las vidas de los jóvenes en las HBCU. No hay nada mejor que eso”.
Delaware State controló el juego de principio a fin, usando aplomo y energía para contener una remontada tardía. A pesar de una semana corta y un largo viaje por carretera, la actuación se produjo a pesar del tiempo limitado de práctica. “No pensé que tuviéramos la mejor semana de práctica”, admitió Jackson. “Pero esta noche Shakti demostró lo mucho que significa”.
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El progreso de los Hornets bajo la dirección de Jackson es real, pero su mensaje permanece firme. “Es un honor, pero aún no hemos hecho nada”, dijo. “Nuestro objetivo es quedar invictos en la conferencia y llegar a nuestro destino”.
Cuando se le preguntó dónde se encontraba esta noche en su carrera futbolística, Jackson se rió. “Es demasiado”, dijo. “Después de todos estos años de experiencia, sería egoísta no recurrir a estos jóvenes”.
 
            